Cuando de espacios reducidos se trata, hay que agudizar el ingenio.
Durante las vacaciones he realizado tres manteles a juego para encuentros especiales en mi apartamento: uno cuadrado (para la mesa de la terraza que está contigua al comedor) y dos rectangulares (uno para la mesa con extensión y otro para la mesa normal).
Compré un buen trozo de tela que me gustó mucho en un mercadillo y he disfrutado haciendo los dobladillos a mano.
Que ¿ por qué tres?
¿Que somos muchos? La mesa se prolonga hasta la terraza.
¿Que los jóvenes quieren estar aparte? Pues ellos, a la terraza y nosotros en el comedor.
¿Que hace frío? Pues se alarga la mesa y cabemos todos.
En fin, que el que no se conforma es porque no quiere.
Para localizarlos en el cajón y no equivocarme, los he guardado con unos letreritos: "cuadrado", "rectangular pequeño", "rectangular grande".
Ahora están a la espera de ser estrenados y ... "bon profit!" (¡buen provecho!)